La Artritis Reumatoide

La Artritis Reumatoide

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones, lo que puede causar dolor, hinchazón y eventualmente puede llevar a la pérdida de la función articular. Aunque las articulaciones son el principal objetivo de la AR, también puede afectar a otros órganos del cuerpo.

Síntomas:

Los síntomas de la AR pueden variar de leves a severos, e incluyen dolor articular, hinchazón, rigidez matutina que dura más de una hora, fatiga, fiebre y pérdida de peso. Los síntomas pueden aparecer y desaparecer, y la enfermedad puede progresar a diferentes velocidades en diferentes personas.

Causas:

La AR es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a sus propios tejidos. En el caso de la AR, el sistema inmunológico ataca el revestimiento de las articulaciones, causando inflamación que puede resultar en daño articular. La causa exacta de la AR es desconocida, pero se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales juega un papel.

Tipos:

La AR es una de las muchas formas de artritis. Dentro de la AR, hay diferentes grados de severidad y patrones de enfermedad. Algunas personas pueden tener una enfermedad leve y de corta duración, mientras que otras pueden tener una enfermedad más grave y de larga duración.

Diagnóstico:

 El diagnóstico de la AR se basa en los síntomas del paciente, un examen físico y pruebas de laboratorio. Las pruebas de laboratorio pueden incluir análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos específicos, como el factor reumatoide y los anticuerpos anti-CCP, y pruebas de inflamación, como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR).

Tratamiento:

El tratamiento de la AR tiene como objetivo reducir la inflamación, aliviar el dolor, prevenir o retrasar el daño articular y mejorar la función y el bienestar del paciente. El tratamiento puede incluir medicamentos, terapias físicas y, en algunos casos, cirugía. Los medicamentos utilizados para tratar la AR incluyen antiinflamatorios no esteroides (AINE), corticosteroides, medicamentos modificadores de la enfermedad (DMARD) y agentes biológicos.

Prevención:

No existe una forma conocida de prevenir la AR. Sin embargo, algunas estrategias pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar AR o a retrasar su progresión. Estas incluyen no fumar, mantener un peso saludable, y comer una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y granos enteros.

Factores de riesgo:

Los factores de riesgo para la AR incluyen ser mujer, tener antecedentes familiares de AR, ser fumador, tener una edad avanzada y tener una exposición ambiental a ciertos tipos de polvo o fibras.

Complicaciones:

 Las complicaciones de la AR pueden incluir daño articular irreversible, enfermedades cardiovasculares, infecciones, osteoporosis y síndrome de Sjögren.

Pronóstico:

El pronóstico de la AR puede variar ampliamente. Algunas personas pueden llevar una vida normal con tratamiento, mientras que otras pueden experimentar discapacidades severas. Un diagnóstico temprano y un tratamiento agresivo pueden mejorar el pronóstico.

 

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